Aquel columpio en el parque, el árbol, la banca, un río, la casa de patio grande. Se han desvanecido ante la zozobra y la incredulidad. Porque siempre fui el primero en el postremo lugar, con escenarios entre oasis y remolinos de verdad. Las esferas de cristal me retroceden en el tiempo una y dos mil veces más. Al ahogarme en el silencio, en cada grito, he cuestionado la señal. Retejiendo la enramada con enredaderas ufanas de veranos infinitos, de contiendas entre restas que disputan por el ser más. De seres en primera fila que denostan cada paso sin haber dado la mano, donde la hipocresía ha fungido como el actor principal. El delirio perfecto del planeta donde habito, los estigmas en las alas que nos impiden volar. Ingrediente de la receta incompleta para sanar cada herida; la caricia de la flor, del dolor que da la espina. El detalle del nunca jamás al buscar mi alma perdida. Y sin embargo, en el amor, la amistad se mimetiza al sujetar la marioneta. Ha pereci
El entorno puede ser adverso, pero la naturaleza no se equivoca; una obra de teatro donde todos participamos... no existen vacantes, no se puede renunciar. Tienes que vivir el papel que te toca interpretar.