El incesante ruido del ventilador me arrojaba bruscamente al universo onírico. Puedo sentir como la temperatura desciende. Deseo tocar el suelo, recostarme bajo ese oscuro rincón y sentir como el fresco aroma del pasto acaricia mi cuerpo; descansar tan solo unos minutos. A la espera, siempre bajo aquel árbol, no he dormido en uno o en mil días. Sin advertencia de lluvia, solo destellos entre el cielo, los deseos al por mayor que se imploran al iluminar mis ojos. El verle de nuevo es uno de ellos. El cansancio me está venciendo, mi mente libra una batalla oculta entre el estado de vigilia y el sueño. Un espasmo me sorprende avisándome que duermo sin cerrar los ojos. La somnolencia está ganando la batalla, todo se paraliza, estoy vencido. Escucho una voz, un temblor inusual sacude mi cuerpo. Me sitúo entre un recorrido de escenarios, estoy en mi cama nuevamente. Han transcurrido muchos años desde que partí. Intento abrir los ojos, estoy en un auto, cuando de pro
El entorno puede ser adverso, pero la naturaleza no se equivoca; una obra de teatro donde todos participamos... no existen vacantes, no se puede renunciar. Tienes que vivir el papel que te toca interpretar.