Al despertar, con la firme decisión que me había abandonado, comencé el día soleado. El correr de todos a mí alrededor, desesperados por tener algún presente que recordara lo que la vida nos ha dado.
Las miradas despavoridas, un abrazo de silencios ¿Qué puedo dar a cambio de lo que he recibido? La bravura del cuestionamiento me ha incendiado. Y en segundos la realidad estrepitosa que te grita que jamás has otorgado nada a cambio pues el ego nos había conquistado y alejado de quien somos, del significado.
¿Cómo otorgar un regalo que jamás has valorado? Habían cambiado los tiempos, de lo simple a lo imperfecto. Como balde de agua fría, la vida sorprendía con ese despertar tremendo que me sacudía.
Observaba como un padre abrazaba a su hija con un síndrome especial, la ternura de la escena conquistaba a los paseantes. La felicidad irradiaba, sus zapatos eran grises no existía brillo en lo oscuro. Su ropa era común no existían las marcas, el atuendo caro, tan común que por primera vez tenía un reflector de luz de miradas que lo señalaban. La pequeña se refugiaba en sus brazos. Existía vida en la vida que se aferraba y se apoderaba de aquel ser.
Se convertían en añicos cualquier regalo en la mente que pudiese existir. Cómo encontrar un obsequio que representara a tan hermosa poesía del cobijo de un padre con aquel ángel en brazos. El mundo se ha vuelto gris.
Las suelas de los zapatos son diferentes en el andar desmemoriado, vives tú, vivo yo, el de al lado ya no importa y el de atrás se ha quedado o lo hemos abandonado. Preceptos que olvidan la herencia de aquel regalo del viejo, de aquella ilusión que surcaba los cielos estrellados aunque tu día fuese nublado, un anhelo de sonrisas, de lágrimas al sollozo.
Cómo encontrar un regalo si cada mano es diferente, si la simetría te desmiente al momento de ver un ángel frente a ti. Cuando la arrogancia del que no comparte, cuando la humildad del que calla aparte.
Si, cada mano es diferente, los deseos se cumplen cuando la perseverancia existe. Pero ¿qué das a cambio ante el presente otorgado?
Por qué no darle vida a la vida, sin presentes ni recibos. En los cruces siempre estas, en cada despertar al abrir los ojos, al ir a la cama sin un objetivo que alcanzar.
Mis suelas se habían desgastado. Todos tenemos un ángel que desde pequeños lo llevamos, sin cuidar, sin procurar y cuando lo abandonamos, de la mano presenciamos la derrota sin jamás haberlo intentado.
Ahí estaba la respuesta oculta dentro del alma, del gozo de aquel abrazo sin rostro.
Procura en vida a tu ángel, pues todos debemos pensar que al volver a respirar inicia la vida y los segundos comienzan a caminar sin retorno, sin mentira. De verdad, de la mano, todos tenemos un ángel que debemos procurar, la inocencia se comparte siempre ha sido mi regalo... un regalo que jamás se olvidará.
Por: WilyHache ®
26 de diciembre de 2018
14:30 p.m.
México
Con un cariño profundo para todos aquellos que mantienen y defienden ese ángel.
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